07 enero 2009

Olga


Qui no recorda, no oblida.
Qui no oblida, recorda.
Qui recorda, oblida.
Qui oblida, no recorda.
Qui no recorda, no oblida.
Estimo, però no ho recordo.
M'estimen, i no ho oblido.
Mai no caurè en l'oblit.*
Marius Serra,
Quiet.

A Olga le gusta mucho cerrar puertas, muebles y ventanas. Como queriendo evitar que escape la luz que barniza lo que la rodea, ya sean objetos o personas, ya sean hadas o duendes. Tiene un sitio fijo en la cocina de mi abuela, la silla tras la puerta, de la que es fiel guardiana, el trozo de encimera donde juega con la cafetera a encajar sus viejas piezas. Mi abuela le canta canciones de otros tiempos, atrapadas en una noria de infancias por las que todos sus nietos hemos pasado, salvo Olga, que siempre será la pequeña, la niña de todos, pese a sus 30 años cumplidos.

Tiene unos ojos enormes, los abre al mundo que la mira indiferente, acusando su diferencia sin reconocerla. Sus ojos son los más hermosos que jamás he contemplado. Son algo verdes, medio grises y violetas, minerales brillantes que destellan en la seca montaña. Hay una chispa de emoción cuando enciendes una vela y se lanza a soplarla en un permanente cumpleaños de fiesta, hay un atisbo de indulgencia hacia los que la reducen y menguan, hay un campo de batalla en el que combate nuestra vulnerabilidad con su fuerza.

Cuántas veces me he sentido frágil, herida, atormentada, y me he sorprendido encontrando su mirada derramando una luz frente a la que me detengo acariciada, sintiendo que percibe los matices grises de mi espíritu, mi adormecido ánimo fiero, mis rutinas y miserias. Pero no me juzga, no hay reproches en el golpe de sus párpados, hay un vasto terreno limpio y fresco, donde laten sus grandes ojos, sin perder intensidad. Y es entonces cuando me cubre con un hule de colores con el que me levanto y esbozo una sonrisa, mezclada de su risa casi ahogada, y su arrullo confiado.

Le gusta mucho cantar con su media lengua de trapo, que entonemos con ella nuestras voces desafinadas. Mi hermano le guarda una canción en su guitarra, tiene un estribillo colgando del bolsillo donde Olga le mete una carta fournier de su baraja española preferida. Cuenta hasta tres como si alcanzara el infinito numérico, coloca en tu mano las cartas de la baraja como si fueran un abanico, y hay un muñeco al que adora y arrastra por toda la casa con su paso tambaleante y sus piernas flacas. Su silueta es estilizada, sus movimientos delicados y pausados, nada bruscos, cuánta belleza en un cuerpo que no aprendió a puntuar envoltorios.

A los padres de Olga no han sabido nunca explicarles lo que pasó, cómo un bebé tan lindo y fuerte se entumeció de fragilidad y se quedó varado en el tiempo. En un universo infantil sin puentes ni fronteras, de puertas abiertas que se cierran para no dejar que escape la magia del instante, la permanencia del momento vivido, ese segundo que a los adultos se nos escurre entre los dedos de las prisas, las responsabilidades, los enfados, los agobios, sin dejarnos disfrutarlo, ni sentirlo existir, ni saberlo durar.

Cuando Olga duerme la siesta entrelazada con mi abuelo, me quedo fascinada mirándola. La paz que cincela su rostro es la que he perdido y me resulta tan difícil alcanzar. Necesitamos pilates, yogas, meditaciones, músicas relajantes, y otras hierbas, y no llegaremos a dar tregua a nuestros músculos faciales como lo hace ella. Quisiera arrancar del sofá ese cuadro y llevármelo bajo el brazo, calentando mi sudor frío, ahuyentando mis demonios y alejando mi ansiedad.

A Enrique le encanta verla jugar con las piezas de lego que Olga encaja con paciencia y esfuerzo. Ella le sigue sin hacer caso de sus indicaciones, plena de razones para amoldar las formas como bien le cuadran. Mi madre se sienta a jugar con ella alborotándola de risas y abrazos, besos de los que siempre guarda una madre. Quisiera tragarme esa estampa y dejarla macerar bien adentro, para aprender a colocar cada cosa en su espacio adecuado.

Su madre la sostiene, la vincula, la prolonga, el territorio que comparten sólo admite a la hermana, las tres princesas de un cuento que sabe de rabia, impotencia, dolor y no entiende de hadas, sólo de una, la que les sopla fuerza con su impulso, ilusión con su risa entrecortada en la que le falta aire de puro gozo, cariño con su abrazo entregado, pleno, donde se supo el comienzo y no se adivina el final, y el tesón de una superviviente, la más luchadora, la gran vencedora de todas las batallas, las de siempre, las que vendrán y nos reventarán a todos, mientras ella nos mire con sus ojos bien grandes, algo verdes, medio grises y violetas, y levante el brazo vacilante, queriendo cerrar la puerta para que no se escape el asombro, la devoción y la magia de saberse intensamente viva.


*Quien no recuerda, no olvida.
Quien no olvida, recuerda.
Quien recuerda, olvida.
Quien olvida, no recuerda.
Quien no recuerda, no olvida.
Quiero, pero no lo recuerdo.
Me quieren, y no lo olvido.
Nunca caeré en el olvido.
Marius Serra, Quieto.

19 comentarios:

Tamara dijo...

Los que me conocen saben que no me gusta exponerme tanto en mis escritos. Hago una excepción por mi prima Olga, de quien estoy muy orgullosa. Hay muchas Olgas por el mundo avanzando con determinación. Y hay grandes padres, enormes madres, como mi tía, encarando inciertos horizontes y emprendiendo siempre las más duras batallas. Aceptemos la diferencia e incorporémosla a nuestras vidas venciendo barreras urbanísticas, económicas, sanitarias y morales.
Un beso a todos y Feliz 2009.

Belén dijo...

Cuanto tiempo, querida, y qué honor... leer un post de un ángelito como yo los llamo...

Besicos

Tamara dijo...

¡Feliz Año, Belén! Muchas gracias por pasarte por aquí tan rápido. Le he pedido a los Reyes Magos un poco de capacidad de organización para dedicarle más tiempo a los blogs de los amigos y al mío propio. ¡¡A ver si lo consigo!!
Espero que el 2009 te traiga muchos triunfos y vivencias que queremos leerte.
Muchos besos, guapa.

Avellaneda dijo...

Es un placer volver a leerte así sabiendo lo que te cuesta exponerte como tu dices (aunque creo que al escribir todos nos mostramos un poco, eso sí, unos semos más impúdicos que otros :o)) pero es que la persona lo merece y, si pudiera comprenderlo... aunque creo que comprende todo el amor y el cariño que le brindais a esa gran niña de 30 de años.
Su mirada, cuando la conocí, era la de una mujer curiosa ante tanta novedad (no en vano eramos unas cuantas mujeres ruidosas y un hombre tranquilo :-p) y que acompañó al abuelo en el sueño de media tarde

Eres toda sensibilidad, amiga tamara y Olga tiene mucha suerte de tenerte de prima ¿que no?

Un besazo amiga ¡¡¡¡que nos vemos prontoooooo!!!

Unknown dijo...

Olga es una niña maravillosa, pero a la vez, es una mujer fuerte y valiente, y una de las personas más luchadoras que conozco. Su fuerza para vivir y para demostrar el cariño a la gente que le rodea es increíble, esos ojos hablan más que millones de palabras y miles de conversaciones. En ellos hay tanta vida, tantas ganas de transmitir lo que ella siente.

Tamara, sabes observar y transmitir más allá de la mirada o el gesto lo que dice el corazón y los sentimientos…
Te animo a que continúes luchando por lo que te gusta, te pertenece.

Te amo por y para siempre.. que afortunado soy por tenerte a mi lado.

Besos

EL INSTIGADOR dijo...

Creo que lo leeré más despacio.

Besos

EL INSTIGADOR dijo...

Sabía que andabas detrás de algo grande pero no imaginaba semejante post. Tierno, hondo y jodidamente bueno. Enhorabuena, tú si que sabes.

Besos

Tamara dijo...

Querida Avellaneda, me ha gustado mucho que descubrieras los ojos curiosos de Olga, son increíbles. No todo el mundo se fija, más bien la gente le pasa por encima un radar de indiferencia, y no se espera a descubrir los pequeños matices.
Y es verdad lo que dices sobre lo que mostramos en nuestros escritos, siempre dejamos algo, porque el que escribe, siempre se abre.
Ay, vecinaaa, que ya casi estás de vueltaaaa...¡¡y te va a recibir la nieve en Madrid!! ¿A que no te lo crees? Pues ahora que tienes botas guapas pa la nieve, no te libras de una buena pelea de nieve como en Campillo de Ranas...atomápokulo los resfriaossss...;-D
Te esperamos, querida nuestra, te esperamos.
Muchos besos.

Enrique, mi niño, te meto en mi bolsillo...te quiero mucho.

Querido Instigador, tamañas palabras de alguien a quien admiro tanto, me dejan sin ellas. Así.
Muchas gracias por tu aliento, complicidad y arrojo (ésto, por meterte en ciertas aventuras últimamente :-D)
Muchos besos.

Unknown dijo...

Creo q nadie, solamente tu, podría contar esta historia d esfuerzo y superación como tu la cuentas, d ternura infinita y d lucha sin tregua...todo x amor, incondicional frente al mundo y sus adversidades.
La pena ajena y las miradas d indulgencia me producen lastima, es tan facil pasar x la vida sin darse cuenta d nada.
Yo me quedo con la sonrisa d Olga.
Gracias ''sister'' x ser como eres.

ybris dijo...

Emociona leer el cariño con que hablas de tu prima.
Hay quien no tiene necesidad de olvidar porque no recuerda.
Quizás sea ese nuestro mayor consuelo.
Quizás sea ese el acicate que nos mueva no sólo a aceptar sino también a aprender de las diferencias.
Y, por supuesto, a trabajar para vencer las barreras que se imponen por desconocimiento.
Es precioso tu testimonio hoy. Tu modo de contarlo cala hondo.
Gracias por compartir tus sentimientos.

Un beso (y otro a Olga)

julio-entuinterior dijo...

¡Qué relato tan precioso! Cosa rara en mi´lo he leido despacio, despacio, saboreando pasajes como:

"de puertas abiertas que se cierran para no dejar que escape la magia del instante, la permanencia del momento vivido"
o
"Quisiera arrancar del sofá ese cuadro y llevármelo bajo el brazo, calentando mi sudor frío, ahuyentando mis demonios y alejando mi ansiedad"

Demuestras, Tamara, una gran sensibilidad.
¡Enhorabuena! :)

Un fuerte abrazo

Tamara dijo...

Mi querido Víctor, quédate con la sonrisa de Olga, porque es preciosa y sincera. Yo también me quedo con la tuya, y con tu talento...recuerda que tienes una canción para ella colgando de tu guitarra...;-D
Te quiero mucho, bro, gracias mil por asomarte a este mundo para intentar contarlo conmigo.
Muchos besos.

Estoy muy de acuerdo contigo, Ybris, la diferencia existe, y está ahí para enseñarnos a aceptarla. Y en ese proceso también entra la lucha por superar las barreras que no nos dejan aprender de ella. Muchas gracias por tus lindas palabras.
Un beso grande y ¡Feliz Año!

Feliz Año también para ti, Julio. Espero que sea un año pleno, vivido intensamente porque sí, en todo su jugo, en toda su esencia y desde la tuya, como un gran regalo diario, sin dependencias ni lastres. Como ha sido el año pasado, y fíjate, casi casi como lo hace Olga. :-D
Un besazo enorme, amigo.

Unknown dijo...

Hola Tamara, siempre me soprende lo bien que escribes.... y esta vez en este relato se nota el cariño que tienes no sólo a tu prima.. sino que detras de ella esta una gran familia la tuya que hacen que la vida de Olga sea bonita y feliz... creo que eso es un milagro y un privilegio.

Un beso muy grande.

SOLOYO dijo...

No sé muy bien qué decirte, a parte de felicitarte por el post como siempre... debe ser una experiencia increíble, e imposible de comprender del todo si no la vives, tener cerca a alguien tan especial.
Un abrazo muy grande.

raindrop dijo...

Lo leí hace unos días y me quedé sin palabras (y mira que es difícil conseguirlo). Volví y le di más vueltas...
Estoy muy impresionado por este relato. Más todavía porque aquí no hay ficción. Ha sido como recibir un golpe muy fuerte en el pecho, pero que en lugar de dolor, deja un sentimiento de ternura infinita.
Gracias por exponerte y por hacerlo con tanta belleza.

besos

Tamara dijo...

Muchas gracias, Estrella, es muy bonito lo que dices. Mi familia no es ejemplar en nada, pero un día se encontró con una realidad que costó digerir, pero ahora es uno de los pilares que la sostiene. Hay muchas familias así, con sus más y sus menos, pero unidas en ciertas batallas.
Como la tuya, seguro.
Muchos besos, amiga. Feliz Año.

Feliz 2009 Soloyo Yo creo que es cuestión de sensibilidad, de empatía, comprensión, y creo que eso lo tenemos todos, cada uno en su pequeña o gran medida, para poder entender lo que supone ser discapacitada en nuestra sociedad. Luego está el proceso de vivirlo en tu pequeño universo, y ahí ni yo misma te podría decir en primera persona lo que hay realmente. Quizás la única persona sería su madre, y tú que vas a serlo muy pronto, sabes a lo que me refiero. Por cierto, espero que sigas igual de bien. Mis felicitaciones por el nuevo año te los mando en plural, porque este año va a ser irrepetible para ti y tu chico. Un besazo.

Lo que me dices me llega, Raindrop, porque lo que has sentido me llega. Hay veces en las que no hay palabras, en las que las emociones te rompen el centro, y hay que volver a reordenarlas. Si te han dejado un poso de ternura, buuufff, me dejas feliz.
Un beso grande.

Ra dijo...

Esta vez también me parecía real la historia... pero no sabía si creérmelo después del "embarazo" de merche... jeje. Paso por aquí aunque no escriba siempre.Besos!!!

Anónimo dijo...

Hola Tamara.
Soy Vicky, la prima de José Mª.
Mª Ángeles me comentó que habías hecho un escrito PRECIOSO sobre Olga. Realmente es así. Te felicito por tu sensibilidad y tu facilidad para transmitir con palabras vivencias y sentimientos.
Leyendo lo que dices de Olga, he visto reflejada perfectamente la comunicación emocional que podemos establecer con ella todos los que la conocemos.
Besos. Vicky.

Tamara dijo...

Hola Vicky, muchas gracias por entrar en mi rinconcito. Me hacen mucha ilusión tus palabras, porque en ellas también percibo tu sensibilidad y generosidad de sentimientos. Lo que dices sobre la comunicación emocional con Olga me ha gustado mucho. La transmisión no precisa de palabras, ni de adjetivos adornados, es sólo una cuestión de piel y de querer estar abierto a recibir la corriente.
Muchas gracias por pasarte por aquí, bienvenida...¡¡y muchos besos para ti y Fernando!! ¡¡Y no me olvido de la Marta, mándale un besazo a esa artistaza cocinera!!